lunes, 8 de diciembre de 2008

LOS HUMILLADEROS EN AVILA.


CUATRO POSTES.

Este sencillo humilladero situado al oeste de la ciudad, en la orilla derecha de la carretera que se dirige a Salamanca, levantado seguramente sobre otro más antiguo consiste en: cuatro sencillas columnas de unos cinco metros de altura y un dintel superior que ostenta, en el punto medio de sus lados, el escudo de Ávila; y en el centro del conjunto, una cruz de unos tres metros de altura que sustituye a la original destruida por unos bárbaros en los días de Semana Santa del año 1995.
Este granítico monumento que fue construido en 1566 por el maestro cantero abulense don Francisco de Arellano, fue dedicado a san Sebastián recuperando así este santo, en cierto modo, la advocación que perdió décadas antes de dedicarse la que fue su ermita a San Segundo.
Hay quien cree que donde hoy se encuentra este humilladero pudo existir en época romana, algún edificio sagrado dedicado a algún Dios protector de la ciudad opinando otros, que se pudo levantar en época posterior, en honor de la Santa Cruz.
Otra versión de su origen es que se estableció aquí para servir de estación a la tradicional romería que todos los años iba desde Ávila a Narrillos de San Leonardo, pueblo próximo a la capital, donde se veneraba a este santo francés –compañero del rey Clodoveo y convertido con él al Cristianismo en el año 496 tras la Batalla de Tolbiac- traído a Ávila para ser venerado por los caballeros franceses que vinieron a España para tomar parte en la Reconquista.
Hay también quienes afirman seguramente equivocados- que cuando se escaparon de casa con la intención de ir a tierra de moros para sufrir martirio. El monumento se hizo para rememorar el lugar en que don Francisco de Cepeda, tío de San Teresa, encontró a ésta y a su hermano Rodrigo cuando se escaparon de casa con la intención de ir a tierra de moros para sufrir martirio.
Sea como fuere la historia de este humilladero ha estado siempre unida a la leyenda contándose de él, entre otras cosas, que cierto año, se declaró una epidemia en la ciudad optando el Cabildo por dirigirse en romería rogativa al referido pueblo de Narrillos de San Leonardo.
Como tras la referida romería a San Leonardo cesó la epidemia, se institucionalizó anualmente la misma afirmando algunos que, para servir de estaciones, se levantaron varios humilladeros –seguramente cruceros- ubicándose uno de ellos en el mismo lugar que hoy ocupa éste de los Cuatro Postes.Pero dejando aparte su historia y leyendas, los Cuatro Postes constituye un espléndido mirador para observar la ciudad, en especial por las tardes cuando el sol queda a nuestra espalda, pues desde él se contempla: todo el recinto amurallado, la Ermita de San Segundo –junto al puente del Adaja; las iglesias de Santa María de la Cabeza, San Martín, el Centro de Exposiciones y Congresos a punto ya de concluir su construcción, el Centro Teresiano Sanjuaniego también a punto de su inauguración y el convento de monjas de la Encarnación- todo en el barrio norte; etc.

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